miércoles, 11 de abril de 2012

TIEMBLA DE RISA



TIEMBLA DE RISA










¡Kraka bouuuuuuuum! La tormenta se apoderó del día y la luz de los rayos iluminó la silueta de una misteriosa mansión. Las gotas de lluvia golpeaban los cristales de las ventanas mientras el fuerte viento sacudía con violencia los postigos. Las ramas de los árboles arañaban la fachada queriendo entrar en la mansión.

No lejos de allí, unos niños buscaban un lugar donde resguardarse de la tormenta. Habían salido a jugar cuando los sorprendió el temporal.
- ¡Allí veo algo! - dijo María.
- ¡Rápido, corred. Vamos a refugiarnos en aquella casa! - gritó Pepe.
Echaron a correr y Juan, que era un p
oco torpe, tropezó con una piedra torciéndose el tobillo. Sus amigos lo cogieron de los brazos y lo llevaron a la casa.

Cuando María estaba a punto de golpear la puerta, se abrió sola; el impulso que llevaba hizo que cayeran de bruces. Con un gran ruido, la puerta se cerró sin que nadie la tocase.
- ¡Uff, que vientecillo se ha "levantao"!-dijo Pepe mientras se arreglaba el pelo revuelto por el viento.

Una vez dentro de la casa, decidieron investigar. Cuando pulsaron el interruptor se dieron cuenta de que no había luz. Encendieron una vela que encontraron y caminaron en busca de una venda para el tobillo de Juan.
- ¡Huy, me he acercado demasiado a la cortina y creo que se ha quemado un poquito!
Lo que no sabían es que en lugar de una cortina, lo que habían quemado era el culo de un fantasma, porque...
¡LA CASA ESTABA HABITADA POR SERES EXTRAÑOS!

- Estad atentos. Si veis una venda, ¡cogedla! -dijo María.
Pepe, que miraba atento a todos lados, dijo:
- Ahí hay una venda, mirad, el extremo está suelto.
- ¡Menos mal, me duele mucho!
Pepe y María comenzaron a liar la venda alrededor del tobillo de Juan. Cuando terminaron, buscaron la cocina. Ya era la hora de la cena.
- ¡Uf! Me habéis apretado tanto esta venda que parece que llevo arrastrando un muerto.
Sin saberlo, habían utilizado el extremo de la venda de una momia para liarla en el tobillo de Juan. ¡Pobre momia! Con cada paso que daba el niño, ella se desliaba un poquito mas.

Entraron en la cocina que se encontraba al final del pasillo y se hicieron un bocadillo de aceite y ajos con el pan que llevaban en la mochila. De repente se oyeron muchos aleteos; eran los vampiros que habían salido volando de la cocina, espantados por el olor a ajo.
- Hoy hasta los pájaros buscan refugio. - dijo María.

Al acabar el bocadillo decidieron tomarse un plátano de postre. Sin darse cuenta, a Juan se le cayó la cáscara de plátano.

Un esqueleto que iba despistado, se resbaló con la piel y, al caerse, sus huesos se esparcieron por el suelo.

- ¡Vaya casa más aburrida! Vámonos a otra parte a vivir aventuras emocionantes – dijeron los niños.

Cuando se marcharon, todos los habitantes de aquella casa hicieron una fiesta para celebrarlo.




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